En lo próspero y en lo adverso

11 de marzo de 2022

R. P. Alejandro Quezada, CMF

        Una forma grata y artística de compartir los sentimientos de las personas es la música, y hay una gran cantidad de piezas y de canciones que expresan emociones profundas de los seres humanos. Y hay de canciones a canciones, verdad?. Hay una romántica  que interpretaba el "Príncipe de la Canción" (José José) cuya letra tiene expresiones cómo éstas:

 

        "... porque el corazón de darse llega un día que se parte, ¡el amor acaba!; porque se vuelven cadenas lo que fueron cintas blancas, ¡el amor acaba!; porque llega a ser rutina la caricia mas divina, ¡el amor acaba!"

 

        A veces repetimos las canciones sin tomar conciencia de lo que estamos diciendo, sin fijarnos mucho en el contenido y, aunque esta canción gustó mucho al público años atrás, seguramente estamos de acuerdo en que el "amor" auténtico, fiel y fecundo, no se acaba, porque el amor, bendecido por Dios, "es paciente y amable, no se alegra de la injusticia y goza con la verdad. Todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca acabará" como dice San Pablo en la Primera Carta a los Corintios.

 

       Recientemente vinieron al Templo, Javier y Susana, acompañados de sus tres hijos, para renovar la promesa de amor y de fidelidad que habían manifestado en este mismo lugar hace 60 años. Leíste bien: sesenta años. Es mucho tiempo compartiendo el pan y las penas, el azúcar y la sal. Cuantas circunstancias han vivido y cuántos obstáculos se les presentaron en el camino, y sin embargo, aquí están, dando gracias a Dios porque les ha concedido su gracia para permanecer unidos, felices y contentos, en lo próspero y en lo adverso.