Domingo de Resurrección 2025
20 de abril de 2025
Liturgia
El Domingo de Resurrección fue, sin duda, la celebración culminante. Marcó el momento en que celebramos la resurrección de Jesús, símbolo de la victoria sobre la muerte y la promesa de vida eterna.
Fue un día de luz, de esperanza renovada, donde cada corazón sintió que no estaba solo, que el amor de Dios había triunfado una vez más.
Durante la Eucaristía, las lecturas nos recordaron cómo las mujeres encontraron el sepulcro vacío y recibieron el anuncio más increíble de la historia: Jesús vive. Ese mensaje, que cambió el mundo hace más de dos mil años, sigue tocando nuestras vidas hoy. Es un llamado a vivir con pasión, con propósito, con la certeza de que nuestra fe no está muerta, ¡sino más viva que nunca!
La resurrección no fue solo un recuerdo litúrgico, sino una experiencia real, personal y comunitaria que nos empujó a salir al mundo como testigos del amor que vence toda oscuridad. Nos sentimos llamados a ser luz en medio de la oscuridad, sal de la tierra, mensajeros de la esperanza que Jesús nos ha dejado.
Así, este Domingo de Resurrección no fue solo una fecha más en el calendario litúrgico. Fue un renacer de nuestra fe, una invitación a caminar con alegría, sabiendo que Jesús va delante de nosotros. Con el corazón encendido, salimos del templo no para volver a la rutina, sino para anunciar con nuestra vida que la resurrección de Cristo transforma todo.
¡Somos un pueblo de resucitados, llamados a contagiar al mundo con la alegría del Evangelio!