Credo de los Migrantes

Credo de los Migrantes

Credo escrito por José Luis Casal, Misionero General Presbiterio Tres Ríos,

Iglesia Presbiteriana (U.S.A.). Traducción de Lilia Ramírez.

 

         Creo en Dios Todopoderoso, quien guió a su pueblo en el exilio y en el éxodo, el Dios de José en Egipto y de Daniel en Babilonia, el Dios de los extranjeros e inmigrantes.

 

         Creo en Jesús Cristo un desplazado de Galilea, quien nació lejos de su gente de su casa, quien tuvo que huir del país con sus padres cuando su vida estuvo en peligro, y quien al volver a su propio país tuvo que sufrir la opresión del tirano Poncio Pilato, el sirviente de un potencia extranjera. Fue perseguido, golpeado, torturado y finalmente acusado y condenado a muerte injustamente. Pero que en el tercer día, este Jesús rechazado resucitó de la muerte, no como un extranjero sino para ofrecernos la ciudadanía celestial.

 

         Creo en el Espíritu Santo, el inmigrante eterno del Reino de Dios entre nosotros/as, quien habla todos los idiomas, vive en todos los países y une a todas la razas.

 

         Creo que la Iglesia es el hogar seguro para todos los extranjeros y creyentes que la constituyen, que habla el mismo idioma y tiene el mismo propósito.

 

         Creo que la comunión de los santos comienza cuando aceptamos la diversidad de los/as santos/as. Creo en el perdón, el cual nos hace iguales y en la reconciliación, que nos identifica más que una raza, lenguaje o nacionalidad.

 

         Creo que en la resurrección, Dios nos une como un pueblo en el cual todos somos distintos e iguales al mismo tiempo.

 

         Creo en la vida eterna más allá de este mundo, donde ninguno será inmigrante sino que todos seremos ciudadanos/as del Reino de Dios que no tiene fin. Amén.

 

Elevemos a Dios nuestras plegarias

         Por toda la Iglesia peregrina, para que siga promoviendo la solidaridad y la acogida fraterna a los migrantes y refugiados. Oremos.

         Por todos los migrantes y sus familias, sobre todo las que son afectadas en su integración, que las leyes nacionales contemplen el derecho a la reunificación familiar a fin de que los hijos queden protegidos, garantizándoles condiciones de una vida digna. Oremos.

         Por todos los agentes de Pastoral de Migrantes y por nosotros que participamos de la celebración eucarística, para que Cristo, el pan de la vida, sea el alimento de nuestro caminar y la fortaleza en el trabajo pastoral. Oremos.

         Por el Papa Francisco y todos los Obispos para que su testimonio nos impulse a todos en el compromiso de "socorrer a los hermanos y hermanas migrantes más sufridos" Oremos.

         Por todas las autoridades de todos los pueblos, para que tengan la conciencia de promover leyes justas para los migrantes trabajadores. Oremos.

         Por todas las comunidades que reciben migrantes, para que sean capaces de ser el "prójimo" y de "descubrir en ellos el rostro de Cristo crucificado y resucitado". Oremos.

         Por todos los migrantes que se han muerto en el intento de cruzar las fronteras, para que el Señor los reciba en su reino de paz y justicia. Oremos.

 

Oración

         Oh Cristo Peregrino, Tú que hiciste de tu vida un caminar hacia el encuentro con los hermanos para llevarlos al Padre, te pedimos por los migrantes más pobres y abandonados. Señor, condúcelos hacia una tierra que los alimente sin explotados ni quitarles la identidad. Que tú Espíritu los fortalezca en el amor y la esperanza para que continúen el camino hacia la tierra prometida viviendo la justicia, la solidaridad y la paz. Concédenos la gracia de acogerlos con fe y caridad, ayudándolos a caminar con energía y confianza. Oh María, Madre de los migrantes, nosotros los ponemos bajo de tu amparo maternal. Bendícelos y condúcelos al encuentro con el Padre. Amén.