Un torneo pascual

27 de abril de 2019

P. Alejandro Quezada, cmf

         Hace algunas semanas, en una Reunión del Primer Decanato de la Quinta Vicaría de la Arquidiócesis de México, presenté a los Párrocos la propuesta de "un torneo pascual de futbol" con la finalidad de propiciar el encuentro y la convivencia lúdica de los Jóvenes del Decanato. La idea pareció buena pero no tan viable de realización.

 

         Sin embargo, hace tres semanas dimos a conocer los pormenores y se convocó a las 8 parroquias y 3 rectorías del Decanato para encontrarnos el sábado 27 de abril a las 13:00 horas en las instalaciones del CUM (Centro Universitario México) en Concepción Beisteguí 1106, esquina con Nicolás San Juan, en la Colonia del Valle.

 

         De los Once convocados, respondieron cuatro equipos y a la hora de la hora, la Sagrada Familia declinó la invitación y llegaron tres: Nuestra Señora de la Piedad, la Divina Providencia y Purísimo Corazón de María. Quedamos de acuerdo en que cada equipo jugaría dos partidos de treinta minutos en dos tiempos y ganaría el que tuviera mayor puntuación. Esteban, fue el joven que contratamos para que hiciera de árbitro. Llegó puntual y listo para trabajar igual que el Médico José Antonio Carmona que nos regaló su tiempo para atender alguna emergencia en el campo.

 

         Todo transcurrió en santa paz, los Equipos se entregaron a su competencia, la porra, desde la tribuna, aplaudían y apoyaban a los jugadores y de una manera a los Padres Miguel y Alejandro, de la Divina Providencia y del Corazón de María, se que metieron a la cancha para apoyar a sus equipos.

 

         Después de dos horas de competencia, el Párroco del Corazón de María, hizo entrega de los Trofeos al Primer y Segundo lugar: Nuestra Señora de la Piedad y la Divina Providencia, respectivamente. Aunque los "anfitriones" perdimos los dos juegos, nos divertimos y el conjunto de los participantes nos agradecieron la invitación y nos pidieron que se repitiera. Los "anfitriones" perdimos pero ganamos. Que todo sea para mayor gloria de Dios.