Mensaje al Pueblo de Dios CXI Asamblea Plenaria de la CEM

15 de noviembre de 2021

Cuautitlán Izcalli, Edo. de México, 10 Noviembre 2021

 1. Con afecto, los obispos reunidos en la CXI Asamblea de la Conferencia del Episcopado Mexicano, saludamos a los fieles católicos y a todas las personas de buena voluntad. Queremos expresar nuestra cercanía de pastores, con el pueblo de México, especialmente, por las afectaciones padecidas a causa de la pandemia, de los desastres naturales, de los lamentables accidentes, de los efectos de la violencia y de la inseguridad. Deseamos caminar con las familias y sus historias de vida, para aprender a ser una Iglesia abierta, sinodal, samaritana y en salida.

 2. La finalidad de esta reunión es asumir, como obispos y como Iglesia, los servicios que queremos prestar a todas las regiones del País, para ofrecer respuestas pastorales, reales y eficaces, a tanta necesidad y a tan repetidos sufrimientos. Particularmente, pensamos en los que han experimentado los estragos de la muerte de amigos y familiares; los que siguen cayendo en la pobreza, los que han perdido su seguridad social, laboral y alimenticia, los migrantes forzados, los desaparecidos y los seducidos y atrapados por el crimen.

 3. Restaurar esta situación, no es posible sin un cambio de mentalidad. Se ocupa un modo distinto de vivir. ¡México puede cambiar para bien! ¡México es un pueblo creyente y de grandes valores! La tarea nos empuja a ponernos en camino, responsabilizándonos unos de otros en ese caminar unidos. No debemos dejarnos arrastrar por el individualismo, la codicia y el egoísmo. La respuesta a situaciones comunes es caminar juntos; involucrarnos todos, aportando cada quién su propia visión y su propio esfuerzo. Ese caminar juntos es entrar en ambientes de comunión y unidad, para superar la fragmentación, la división y la polarización política. También, por eso, a nivel regional tendremos la Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, y a nivel mundial, el Sínodo Eclesial.

 4. Para lograr este anhelo, necesitamos, primero encontrarnos. Si caminamos juntos alimentaremos el entusiasmo, haremos germinar sueños, suscitaremos profecías y haremos florecer esperanzas. Unidos podemos aprender unos de otros, calentar corazones, inspirar nuestras mentes y dar nueva fuerza a nuestras manos. Todos nos necesitamos en esta aventura común. Todos somos importantes, con la riqueza de la variedad: Los obreros, campesinos, intelectuales, estudiantes, empresarios, políticos, artistas, médicos, deportistas, jóvenes, migrantes, consagrados. Hay que recorrer un camino sinodal. Para, luego, abrirnos a un diálogo sincero y enriquecedor cargado de verdad y de atenta escucha, acogiendo la riqueza del otro, para llegar a vernos como hermanos y establecer lazos de amistad social. Para finalmente, discernir y elegir los caminos adecuados, haciendo a un lado la indiferencia, la exclusión y el rechazo del otro.

 5. Ante esta situación crítica, avivemos la esperanza. Cristo nos asegura su presencia y su victoria. Él nos acompaña hasta el fin de los tiempos. Él camina con nosotros, como lo hizo con los desalentados discípulos de Emaús. Invitamos al pueblo de Dios a reavivar los valores cristianos del Evangelio, que transforman la cultura: el amor y el respeto a la vida, la dignidad de la persona, la justicia, la paz y la libertad religiosa y de conciencia.

 6. Santa María de Guadalupe ha caminado con México durante Cinco Siglos. Ella nos ha acompañado en todos los momentos importantes de nuestra historia, como pueblo mexicano. Ella nos enseña a enraizar la cultura del encuentro y de la unidad, y nos reafirma su amor y presencia maternal: “No estoy Yo, aquí, que soy tu Madre”.

 

Fuente original: Mensaje al Pueblo de Dios CXI Asamblea Plenaria de la CEM