Jueves Santo
09 de abril de 2020
Parroquia del Purísimo Corazón de María
La Iglesia Universal celebra en este día la "Cena del Señor" con sus discípulos en dónde pone de relieve el mandamiento del amor fraterno, haciendo el gesto humilde de lavar los pies de sus discípulos.
Las lecturas de este día abren muchos aspectos relacionados con nuestra fe cristiana, por ejemplo: la presencia salvadora de Dios en la vida de Israel, que lo lleva de la esclavitud a la libertad, de las manos del farón al encuentro con Dios en el Sinaí. Vemos la preciosa tradición que hereda San Pablo de las Primeras Comunidades Cristianas y las comparte con los Corintios. Finalmente, vemos las raíces hebreas de Jesús de lavar los pies a sus discípulos y sus palabras: "Les he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan" (Juan 13,15).
Desde hace muchos años, en las distintas Catedrales, los Obispos, reunidos con su Presbiterio, bendice los óleos sagrados y pide a los Sacerdotes renueven sus promesas del Orden Sagrado.
Es probable que extrañemos mucho "la comunión sacramental", pero esta ocasión, nos permite profundizar la Palabra de Dios y "comulgar" con ella.
Libro del Éxodo 12,1-8.11-14
En aquellos días, el Señor dijo a Moisés y a Aarón en Egipto: 2Este mes será para ustedes el principal, será para ustedes el primer mes del año… 14Este día será para ustedes memorable, en él celebrarán fiesta al Señor. Y lo harán de generación en generación como una ley perpetua.
Salmo Responsorial (115): Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava.
¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?. Levantaré el cáliz de salvación e invocaré el nombre del Señor:. R/
A los ojos del Señor es muy penoso que mueran sus hijos. De la muerte, Señor, me has librado, a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava. R/
Te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu nombre. Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo. R/
1 Carta a los Corintios: 11,23-26
Hermanos, yo recibí del Señor lo que les transmití: que el Señor, la noche que era entregado, tomó pan, 24dando gracias lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía. 25De la misma manera, después de cenar, tomó la copa y dijo: Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre. Cada vez que la beban háganlo en memoria mía. 26 Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa, proclamarán la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Evangelio de San Juan 13,1-15
Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que llegaba la hora de pasar de este mundo al Padre, después de haber amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. 2Durante la cena, cuando el Diablo había sugerido a Judas Iscariote que lo entregara, 3sabiendo que todo lo había puesto el Padre en sus manos, que había salido de Dios y volvía a Dios, 4se levanta de la mesa, se quita el manto, y tomando una toalla, se la ató a la cintura. 5Después echa agua en un recipiente y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba en la cintura… 12Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: ¿Comprenden lo que acabo de hacer? 13Ustedes me llaman maestro y señor, y dicen bien. 14Pero si yo, que soy maestro y señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. 15Les he dado ejemplo para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.
Para reflexionar:
“Y se puso a lavarle los pies a sus discípulos”. Es una escena que explicita quién es Jesús, cuál es su intención en la historia y qué es lo que busca de los seres humanos. Todo el camino que Jesús ha emprendido de servicio a la humanidad, de abajamiento, de humildad, culminará con la “hora” en la cual Dios revela su gloria. Es la última cena de Jesús. Se puede decir que es su testamento. Todo está dicho: el amor es lo único que puede transformar al ser humano y al mundo. No hay otro camino, no hay otra fuerza que haga posible la nueva humanidad. Cada vez que un creyente participa en la celebración eucarística, se está acercando al centro de la vida cristiana. De la eucaristía el cristiano tiene que salir renovado y transformado por la fuerza del amor y con la tarea de renovar y transformar el mundo desde el amor que ha celebrado. Hoy, Jueves Santo, lo volvemos a refrendar: es el amor, la única fuerza capaz de transformar la historia.
Para orar:
Presenta al Padre tus plegarias. Pídele de manera especial por el Sacerdote que te bautizó, por el que ofreció la Primera Comunión, por el que celebró tus XV Años o tu Graduación, por el que ha ofrecido el perdón de Dios a través del sacramento de la reconciliación ... agradece el don de Dios recibido a través de sus manos y de su bendición.
Puedes concluir con un Pare Nuestro, Dios te Salve ... y Gloria al Padre.