Ascensión del Señor

24 de mayo de 2020

Parroquia del Purísimo Corazón de María

          Parece que hemos vivido un tiempo pascual muy especial, por un lado la presencia constante de Cristo Resucitado en las Primeras Comunidades Cristianas y en nosotros, y por otro el fantasma del coronavirus que va contagiando y cobrando vidas. En estas circunstancias renovamos nuestra convicción de que Jesús Resucitado siempre estará con nosotros, así como loa expresa San Mateo en el evangelio. Celebremos con la Iglesia Universal la Fiesta de la Ascensión del Señor.

 

Del libro de los Hechos de los Apóstoles 1,1-11

 

         En mi primer libro, querido Teófilo, conté todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el principio 2hasta el día que fue llevado al cielo, después de haber dado instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había elegido. 3Después de su pasión, se les había presentado vivo durante cuarenta días, dándoles muchas pruebas, mostrándose y hablando del reino de Dios. 4Mientras comía con ellos, les encargó que no se alejaran de Jerusalén, sino que esperaran lo prometido por el Padre: la promesa que yo les he anunciado, les dijo: 5que Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados dentro de poco con Espíritu Santo. 6Estando ya reunidos le preguntaban: Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar la soberanía de Israel? 7Él les contestó: No les toca a ustedes saber los tiempos y circunstancias que el Padre ha fijado con su propia autoridad. 8Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre ustedes, y serán testigos míos en Jerusalén, Judea y Samaria y hasta el confín del mundo.9Dicho esto, los apóstoles lo vieron elevar-se, y una nube lo ocultó de la vista. 10Seguían con los ojos fijos en el cielo mientras él se marchaba, cuando dos personas vestidas de blanco se les presentaron 11y les dijeron: Hombres de Galilea, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Este Jesús, que les ha sido quitado y elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir.

 

Palabra de Dios

(Te alabamos Señor)

 

Salmo Responsorial (46)

 

        R. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya

 

         Aplauda, pueblos todos; aclamen al Señor, de gozo llenos; que el Señor, el Altísimo, es terrible y de toda la tierra, rey supremo. R

         Entre voces de júbilo y trompetas, Dios, el Señor, asciende hasta su trono. Cantemos en honor de nuestro Dios, al rey honremos y cantemos todos. R

         Porque Dios es el rey del universo, cantemos el mejor de nuestros cantos. Reina Dios sobre todas las naciones desde su trono santo. R

 

De la Carta de Pablo a los Efesios 1,17-23

 

         Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, Padre de la gloria, les conceda un Espíritu de sabiduría y revelación que les permita conocerlo verdaderamente. 18Que él ilumine sus corazones para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, la espléndida riqueza de la herencia que promete a los consagrados 19y la grandeza extraordinaria de su poder a favor de nosotros los creyentes, según la eficacia de su fuerza poderosa; 20poder que ejercitó en Cristo resucitándolo de la muerte y sentándolo a su derecha en el cielo 21por encima de toda autoridad y potestad y poder y soberanía, y de cualquier otra dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el venidero. 22Todo lo ha sometido bajo sus pies, y lo ha nombrado, por encima de todo, cabeza de la Iglesia, 23que es su cuerpo y plenitud de aquel que llena completamente todas las cosas.

 

Palabra de Dios

(Te alabamos Señor)

 

Del Evangelio de San Mateo 28,16-20

 

         Los once discípulos fueron a Galilea, al monte que les había indicado Jesús. 17Al verlo, se postraron, pero algunos dudaron. 18Jesús se acercó y les habló: Me han concedido plena autoridad en cielo y tierra. 19Vayan y hagan discípulos entre todos los pueblos, bautícenlos consagrándolos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, 20y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Yo estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.

Palabra del Señor

(Gloria a tí Señor)

 

Algunos puntos para reflexionar:

 

          San Mateo describe la despedida de Jesús trazando las líneas de fuerza que han de orientar para siempre a sus discípulos, los rasgos que han de marcar a su Iglesia para cumplir fielmente su misión. El punto de arranque es Galilea. Ahí los convoca Jesús. La resurrección no los ha de llevar a olvidar lo vivido con él en Galilea. Allí le han escuchado hablar de Dios con parábolas conmovedoras. Allí lo han visto aliviando el sufrimiento, ofreciendo el perdón de Dios y acogiendo a los más olvidados. Es esto precisamente lo que han de seguir transmitiendo.

 

          Entre los discípulos que rodean a Jesús resucitado hay «creyentes» y hay quienes «vacilan». El narrador es realista. Los discípulos «se postran». Sin duda quieren creer, pero en algunos se despierta la duda y la indecisión. Tal vez están asustados, no pueden captar todo lo que aquello significa. Mateo conoce la fe frágil de las comunidades cristianas. Si no contaran con Jesús, pronto se apagaría. Jesús «se acerca» y entra en contacto con ellos. Él tiene la fuerza y el poder que a ellos les falta. El Resucitado ha recibido del Padre la autoridad del Hijo de Dios con «pleno poder en el cielo y en la tierra». Si se apoyan en él no vacilarán.

          Jesús les indica con toda precisión cuál ha de ser su misión. No es propiamente «enseñar doctrina», no es solo «anunciar al Resucitado». Sin duda, los discípulos de Jesús habrán de cuidar diversos aspectos: «dar testimonio del Resucitado», «proclamar el evangelio», «implantar comunidades»… pero todo estará finalmente orientado a un objetivo: «hacer discípulos» de Jesús.

 

          Esta es nuestra misión: hacer «seguidores» de Jesús que conozcan su mensaje, sintonicen con su proyecto, aprendan a vivir como él y reproduzcan hoy su presencia en el mundo. Actividades tan fundamentales como el bautismo, compromiso de adhesión a Jesús, y la enseñanza de «todo lo mandado» por él son vías para aprender a ser sus discípulos. Jesús les promete su presencia y ayuda constante. No estarán solos ni desamparados. Ni aunque sean pocos. Ni aunque sean solo dos o tres. Así es la comunidad cristiana. La fuerza del Resucitado la sostiene con su Espíritu. Todo está orientado a aprender y enseñar a vivir como Jesús y desde Jesús. Él sigue vivo en sus comunidades. Sigue con nosotros y entre nosotros curando, perdonando, acogiendo… salvando.

 

Oración Personal

 

          Conviene dejar un momento de silencio y reposar la Palabra del Señor. Deja que el Espíritu Santo te inspire pensamientos, ideas, recuerdos ... agradece la Palabra que has escuchado. Pide al Señor que te renueve interiormente ... Concluye con esta plegaria:

 

Oración de Consagración a la Virgen de Guadalupe